martes, 25 de marzo de 2008

Estos muertos están muy vivos

Algún día, esperemos no muy lejano, podremos hablar en igualdad de condiciones, y empleando los mismos adjetivos, de las series americanas como de las españolas. Pero ese día todavía no ha llegado. Y por eso este mes destacamos, como no, uno de los éxitos recientes venidos de allí, del país de los sueños. Dispuestos a rizar el rizo, los productores han apostado por la originalidad durante los últimos dos años. Si a Alan Ball le debemos la naturalización de la muerte, a Bryan Fuller haremos otro tanto de lo mismo con la representación de los muertos. Dead like me, o lo que es lo mismo, TAN MUERTOS COMO YO, es la apuesta más reciente. La acaba de estrenar Calle 13, otra vez un canal de pago, pero en Estados Unidos llevan ya dos temporadas, a razón de 15 episodios por temporada.

La protagonista de esta surrealista historia es Georgia, 'Georgie' Lass, una joven de 18 años a la que le cambia la vida el día en que muere aplastada por la tapa del retrete de la estación MIR. Sí, tal que así es el punto de partida de la serie. Evidentemente, Georgia no sobrevivirá a tan brutal impacto, pero gracias a ello pasará a formar parte del equipo de Rube, personaje al que da vida Mandy Patinkin (un televisivo que bordaba su papel en Chicago Hope, aquella irreverente serie de médicos ideada por David Kelley). El creador de tan singular universo es Bryan Fuller, guionista de las últimas partes de Star Trek. Aunque la inspiración no le vino del cielo, como a su protagonista, si no más bien de la novela Sobre un pálido caballo de Piers Anthony.

De ella se sirvió Fuller para dar vida a este grupo de recolectores de almas, oficio que ejercen con soltura y en ocasiones con muy mala leche sus protagonistas. Su cometido consiste en localizar a aquellos que están a punto de morir y evitar que sus almas vaguen perdidas por el espacio. Su punto de arranque la situa a medio camino entre Ghost y El sexto sentido. Pero el desarrollo posterior de la serie, sus recovecos, y sobre todo su filosófica mala leche, la distancia de las mencionadas y la situan en un universo pararelo al de los Six feet under de la familia Fisher.

Su protagonista, Georgie (Ellen Muth), tendrá que enfrentarse a su nuevo trabajo, pero también a la posibilidad de ser testigo del dolor que su familia siente por ella. Rube (Mandy Patinkin), es el jefe del grupo de recolectores. Es, como suele ser, un jefe estricto, irónico y un tanto filósofo. Mason (Callum Blue), es el James Dean: guapo, rebelde e independiente. Georgie no le quita ojo, pero él tampoco se lo pone fácil. Daisy (Laura Harris) antes de su fallecimiento era actriz y, de hecho, murió durante el rodaje de Lo que el viento se llevó, sin embargo, fue más conocida por sus devaneos sexuales fuera de la pantalla que por sus interpretaciones. Roxy (Jasmine Guy), ha mamado la calle y de ella ha extraído todos sus conocimientos. No tiene pelos en la lengua, ni falta que le hace. Joy (Cynthia Stevenson), la madre de George nunca fue capaz de entenderse con su hija cuando esta todavía estaba viva y ahora, que ya no lo está, tampoco lo va a tener fácil. Y por último, Reggie (Britt McKillip), la hermana pequeña, de tan sólo once años, a la que la muerte de Georgie sume en una profunda depresión.

La respuesta de la audiencia ha sido espectacular y muchos críticos la consideran, con razón, la serie del año.Las nominaciones también le han sonreido. Éste año le han caído dos. Primero fueron los Saturn Award (premios de televisión por cable), y después los Emmy (nominaciones por la música y los efectos especiales).

La serie está llena de guiños y curiosidades. Entre las que conciernen a los actores podemos destacar varias. Por ejemplo, que a su protagonista, Ellen Muth, la vimos ejerciendo de pequeña Jennifer Jason Leigh en Dolores Clairborne, una excelente adaptación de un relato de Stephen King. De Mandy Patinkin ya hemos comentado su pasado como excentrico cirujano en CHICAGO HOPE, pero merece la pena recordar su trabajo como Iñigo Montoya, el malvado hombre de negro en la divertida e inteligente LA PRINCESA PROMETIDA. Cynthia Stevenson, que da vida a la madre, ya ha pasado por la pequeña pantalla como protagonista de la ingeniosísima comedia Oh baby!. La música está compuesta por Stewart Copeland, un músico veterano, al que reconoceremos como el alto, rubio y delgado batería del trío británico The Police. Quienes tengan la oportunidad de ver el piloto de la serie, del que por suerte Calle 13 ofrecerá varios pases, no deben perderse un final en el que se incluye la versión que el grupo americano de lounge Pink Martini hizo del famoso Qué será, será. Y terminamos con uno sobre la propia serie: en el mismo capítulo se dice que la protagonista muere aplastada por la MIR en 2003. Lo extraño es que la estación espacial se desintegró en el 2001, con lo cual, ¿debemos entender que el retrete, tapa incluida, estuvo orbitando durante dos años antes de entrar en la atmósfera?

La solución: los jueves, a las 21.40 en Calle 13 (Digital + y operadores de cable).

Andrés Fierro Novo. Publicado en la revista EVASIÓN, nº 37 Noviembre de 2004

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